La Nueva Ruta de la Seda, impulsada por China bajo la iniciativa Belt and Road (BRI, por sus siglas en inglés), ha redefinido las rutas comerciales globales. Su impacto en América Latina ha sido significativo, especialmente en la infraestructura portuaria y ferroviaria, impulsando el comercio y la logística en la región.
Impacto en el Transporte Marítimo
1. Mayor inversión en puertos
China ha financiado la modernización de varios puertos en América Latina, como el Puerto de Chancay en Perú, que se espera sea un hub clave para el comercio con Asia. También ha habido inversiones en puertos de Brasil y Argentina, mejorando la conectividad marítima.
2. Aumento en el tráfico de carga
Con mejores infraestructuras, el volumen de carga entre América Latina y China ha aumentado, beneficiando especialmente a los sectores agrícolas y mineros. Esto permite una mayor competitividad para exportadores latinoamericanos que buscan acceso a mercados asiáticos.
3. Posibles desafíos
Dependencia de la inversión extranjera.
Desequilibrios comerciales que favorecen las importaciones desde China más que las exportaciones.
Tensiones geopolíticas con otros socios comerciales clave, como EE.UU.
Impacto en el Transporte Terrestre
1. Nuevas carreteras y ferrocarriles
China ha participado en la construcción y financiamiento de proyectos de infraestructura en América Latina, como el Ferrocarril Bioceánico Central, que busca conectar Brasil, Bolivia y Perú para agilizar el acceso al Pacífico.
2. Expansión de la conectividad logística
Estas nuevas infraestructuras permiten reducir los costos logísticos y el tiempo de traslado de mercancías, beneficiando la competitividad de exportadores. Además, el transporte ferroviario se perfila como una opción más sostenible en comparación con el terrestre tradicional.